Sala LeClub, A Coruña Fecha 11 de mayo de 2013 Aforo 100 Promotor Work On Sunday/Argonauta
Tremenda fiesta la que se preparó en LeClub con dos bandas gallegas y el añadido dilleístico de República Disco Apocalipso, dúo de agitación bailonga que pinchó durante los cambios de backline y al final de las actuaciones. Una bebida de alta graduación patrocinaba el evento y sus azafatos y azafatas se paseaban entre el público que acudió a la sala coruñesa para animarles al consumo de sus shots. No creo que hiciera falta más motivación que la música extrañamente embriagadora que Fagot y Popota postulan. Son una de las más inclasificables formaciones surgidas en los últimos años en Galicia, entre Astrud cantando las sagas de Tolkien y unos Standstill de eléctrónica vintage musicando a Toriyama. Diego Lamas y Roberto Casteleiro, también en Primrose, Koroiev y Korokati cantan y ponen música a fantásticas y jocosas historias naif como modernos juglares. Faltó un poco de atención entre un público demasiado hablador para apreciar en su totalidad a este dúo que debutó este año en directo.
Cambio de escenario, y sirenas de policía anunciando amenazantes licores, para que el trío de Ponteareas llamado Colectivo Oruga comenzara a exprimir sus artefactos sonoros. De la contundencia sonora y la vocación internacional de su anterior “Too Many Knobs” (Matapadre, 2010) han pasado a un pop electrónico más enfocado a la pista de baile, con letras en castellano, en su nuevo disco “Paraíso Caníbal” (Matapadre, 2013). Comenzaron retorciendo los knobs de sus consolas, hay que recordar que tiene un proyecto paralelo puramente electrónico llamado Mcom, para soltar a continuación temas como “Salgamos corriendo” que les muestra en su faceta más hedonista y revival de esos años post-rave, capitaneados por New Order, en donde las guitarras se encontraron con los beats en playas ibicencas. Iago Martínez parece encontrarse cómodo en su faceta de cantante de canciones con intención de ser hits, y los dos Álex, Mera y Penido, descargaban guitarrazos y una contundente batería. Muchos fuegos de artificio, con poco tiempo para el reposo, en las jaleadas “Huesos”, que es la que condensa mejor ese pulso indietrónico y “Explotad sin mí” que busca epatar a través del coro y el imperativo pirómano de “enciéndelo,enciéndelo”. Tracas explosivas que al consumirse dejan la pista llena de confeti, con restos de un brebaje que se pega a las zapatillas de baile.