Sala Capitol, Santiago D.C. 17/12/10 Aforo 300 Promotor Work On Sunday
B-Core lleva todo el año celebrando su 20 aniversario, una edad muy bonita como dijo Artur de Nueva Vulcano, y su paso por Compostela nos trajo a dos de las bandas más interesantes del panorama musical, y a un diletante Joan Colomo. Lo cierto es que la aparición de el ex-Zeidun sobre el escenario no me permite valorarlo como músico, ya que su intervención se centró en caldear el ambiente de la sala y pasar un rato agradable en su papel de simple entertainer.
The New Raemon subieron a continuación, sin mantener el orden del cartel, con la banda B: Ricky Falkner y Ricky Lavado no estaban. Ramón Rodríguez, que por cierto usó una guitarra prestada por Manolito de Niño y Pistola, puede que sea quien mejor esté retratando con sus letras el desengaño del amor romántico. La crisis de pareja hace estragos en el pop indie llegando a cotas de emoción descarnada como en la desnudez de una de la más brillantes canciones que se han escrito sobre una ruptura: “Tú Garfunkel”.
Así, el directo se convierte en terapia para el cantante con “La Cafetera” o “Sucedáneos”, y tal es el acto de contrición que él mismo se sorprende de haber estado tan jodido, para aclarar a continuación que ahora ya no lo está. Herida que ya no sangra y que en The New Raemon se trata con fino sentido del humor envuelto en estructuras pop folkies que diluyen la carga. La conjunción letrística del de Cabrils con Nueva Vulcano es complementaria, solo hay que escuchar “Mano izquierda” endulzada en la versión de The New Raemon y la rabia de “Te debo un baile” en la versión original de Nueva Vulcano.
La diferencia entre ambas bandas es la colocación de las sílabas y que Nueva Vulcano se asienta sobre una contundencia rítmica que remite a su background hardcore, con Aina en la memoria. El trío ha fraguado una colección de álbumes llenos de furia y melodía a partes iguales que en directo son avalanchas lanzadas desde el bajo de Wences Aparicio y la batería de Albert Guàrdia. En la Sala Capitol venían acompañados del increíble percusionista Marc Clos que inyectó una gran dinámica a temas como “El ataque”, “Movimiento” o la enorme “Amor moderno” de su último disco Peces de colores. Tuvieron el detalle de tocar un largo bis y de picar un poco de su discografía sin artificios, antes de devolvernos a las gélidas piedras compostelanas con sus luminosos adornos de Navidad.