
DLP! Ultra
Han pasado dos años desde “Nihil Obstat” (Matapadre, 2011) y algunos más desde los inicios en los que se ideó un artefacto sonoro de confuso nombre: Disco Las Palmeras! La carta de presentación mostraba a una banda adicta al ruido empapado de melodía y con este “Ultra” (Matapadre,2013) reafirman esa pulsión. Por el camino han recorrido los escenarios puliendo un sonido caracterizado por la ausencia de bajo sustituido por una guitarra con una cuerda de bajo y una combinación de amplificadores y pedales de efecto para conseguir esa sensación. De la formación original solo queda el núcleo central: Diego Castro. David Lorenzo y Selín Pallares fueron remplazados por José Castro a la batería y Julián Goicoa a la guitarra.
Cambios que desembocan en un disco grabado en los estudios Planta Sónica de Vigo con la producción de Iago Lorenzo y Pancho Suárez y la masterización de Fred Kevorkian en los Avatar Estudios de New York . De arrollador se puede definir al sonido conseguido; la presencia percutiva del redoble como un bombeo continuo; la voz casi en segundo plano; las guitarras protagonistas principales aullando y volando para finalmente alcanzar un clímax de ruido cenital. Se nota la aportación de las enrevesadas guitarras del ex-Anemone y la seguridad en la dicción de las soflamas del cantante de Sarria. Las canciones transmiten mucha rabia, letras que hablan de política o desamor con la misma intensidad, contenidas o desatadas pero siempre con violencia en su ejecución. Lo que pergeñaba Diego Castro en el anterior álbum en “Ultra” suena con mayor músculo y solidez. Actitud nunca les faltó.
“De cuando aún había esperanza” fue el adelanto contundente y acerado pero detrás vienen trallazos como “Que rueden cabezas” con teclados kraut y una letra sobre el desencanto que la convierte en inmediata joya noise-pop (“se rien de ti” se oye en un estribillo cargado de angst), apisonadoras como “Algo mal”, rellena de las dulces y angelicales voces de Marta González y Antía Filgueiras de Wild Balbina (un respiro entre tanta testosterona), o la sempiterna canción sobre la ruptura sentimental en “Del revés”. Nada nuevo bajo el sol dirá alguien, pero nunca tan bien interpretado.
Tras su sonido podemos escuchar a The Telescopes, Jesus & Mary Chain, My Bloody Valentine o quizás a Lagartija Nick, A Place to Bury Strangers o Nueva Vulcano. Influencias y conexiones que no restan personalidad sino que sirven como mera referencia a una de las más y mejor armadas bandas de noise estatal de la actualidad. Sigue creciendo el ruido, hay mucha ira acumulada a punto de estallar.
¿A qué viene tanto ruido, tanta distorsión desbocada en este joven siglo que aún no ha olvidado todo el shoegaze y noise de finales del anterior? Puede que ante tanto acto ignominioso, y ante la desafección política y espiritual de este principio de siglo en crisis, las válvulas de escape sean el cóctel molotov o la guitarra conectada a la distorsión.