Lugar Cidade da Cultura, Santiago de Compostela Fecha 22/06/2012 Público 5000 Promotor Xunta de Galicia
El problema de la arquitectura monumental con intenciones faraónicas pagada con dinero público es que al realizarla no se tienen en cuenta ni su utilidad ni la idoneidad de su ubicación. Solo el afán de perdurar en la historia, como promotor y benefactor cultural, de algún político. Una vez hecha hay que rellenarla de contenidos culturales para justificar el gasto. Los pequeños conciertos celebrados hasta el momento en la Cidade da Cultura mostraron las improvisaciones para montar escenarios y adecuar zonas al público, además de una hostil climatología. Björk fue el primer evento de magnitud que acogió la singular obra de Peter Eisenman y la fría piedra recibió impasible a las cerca de 5000 personas que se congregaron allí. Ni la acústica ni la estética eran incentivos para subir al Monte Gaiás a sentir el viento en el cogote.
La expectativa de que el único concierto en España de Björk, después de cancelar los del Primavera Sound por problemas en sus cuerdas vocales, desbordase la compostelana Cidade da Cultura no se cumplió del todo. El tirón mediático de la islandesa ha ido bajando en progresión inversa a la prima de riesgo. Su propuesta musical ha evolucionado con una discografía nunca plegada a las modas, que sigue a la vanguardia de la música electrónica y que se adapta a nuevos formatos a la hora de ofrecerla. Su último disco “Biophilia” revolucionó el mercado discográfico al ofrecerse conjuntamente con tantas aplicaciones para iPhone y iPad como canciones contiene. Cada una de ellas permite jugar e interactuar con la simbiosis entre naturaleza, ciencia y música que propone en su último trabajo.
“Biophilia” en crudo es un álbum difícil por huir del patrón rítmico del 4/4 y de la épica melódica en los estribillos. En el impera la biología sintética con canciones en continua mutación. Ello la corroborá como la artista que más pasiones controvertidas puede llegar a levantar.
Björk está haciendo la música que en el pasado se imaginaban para el futuro usando los últimos avances tecnológicos para obtener el sonido deseado. Su tecnofília le lleva a crear los instrumentos que necesita para dar sonido a sus palabras, así el Sharpsicord presidía el escenario con su órgano de tubos controlado vía MIDI y pudimos escuchar el Gameleste en “Crystalline”. No cabe duda en que Björk es una auténtica artista contemporánea en un mundo musical obsesionado por buscar en el pasado una nueva vuelta de tuerca a géneros reconocibles.
Su segundo concierto de la gira tras un parón de seis semanas lo hizo en una Santiago de Compostela condescendiente ante sus excentricidades; su negativa a que el Dj encargado de calentar al público actuara, la prohibición de publicidad de ningún tipo en los laterales del escenario, el veto a la prensa gráfica y la petición al público para que disfrutara del concierto y no lo grabaran o fotografiaran para no distraerla. Nada nuevo para quién conozca su biografía.
Pero lo importante es la música, y cuando el coro femenino islandés Graduale Nobili entonó “Óskasteinn” para adentrarnos en “Cosmogony” y enlazar con el “Hunter” de “Homogenic” (obra cumbre de 1997) mostró que la Guðmundsdóttir aún puede erizar el vello con su voz (por muy pachucha que esté). A partir de aquí llegó la bobina Tesla bajando en “Thunderbolt”, la luna rotando a su alrededor en “Moon”, una “Crystalline” gozosa, un “Jóga” celebrado por un público con más ganas de lo viejo que de lo nuevo, un “Virus” con Manu Delago tocando el Hang para llegar a “Pagan Poetry” y satisfacer al insatisfecho, más pirotecnia previa al San Juán y un “Mutual Core” incendiario para irse a los bises. Volvió con “One Day” y proclamó la independencia con graciosos saltitos en “Declare Independence”. Los coros aportaron la emoción humana, Max Weisel el aparataje tecnológico y Manu Delago la percusión orgánica, todo ello para resaltar la voz de la pequeña diva. Más camaleónica que Bowie representa con su flamígero pelucón a la lava creativa que emerge de un volcán siempre activo.